Estacionamos y somos felices, las calles abarrotadas de coches y nosotros encontrando un sitio perfecto ¿qué más se puede pedir?
Llega la hora de volver a casa y justo cuando vamos a arrancar, una apisonadora bloquea la única salida que hay.
Atónitos nos bajamos, miramos dentro y la cabina está vacía, así que volvemos al coche y nos sentamos a esperar con el único entretenimiento de ver a la gente recogiendo sus vehículos en la calle perpendicular.
Al rato volvemos a mirar y la puta apisonadora sigue hueca.
Se nos van las horas…
Sin embargo una bombillita se enciende y reaccionamos.
Llamamos a los incondicionales (los que viven cerca) y entre todos empezamos a empujar.
Al principio no hay forma, no se mueve nada, ni un mísero milímetro. Pero de repente, como cuando se encendió la bombillita, la rabia y la impotencia hacen su aparición, y un solo empujón basta.
Por fin la apisonadora rueda calle abajo y yo empiezo a arrancar mi coche.
2 comentarios:
;-)
Sin comentarios que no haya hablado contigo por teléfono…
Estoy segura que entendemos rápidamente...y hablo en nombre de Little Britain que aunque no pueda escribir en el zaguan por falta de tiempo, sus comentarios resuenan en nuestras cabezas y tanto él como Paca están siempre dispuestos a empujar nuestros coches.…(Y sé lo que digo porque alguna vez el empujón además de figurado fue Físico jajajaja, no me quiero ni acordar de la carretera a Stansted…)
Mil besos!!
Lo de la carretera a Stansted fue premonitorio Veri, siempre has sido un poco Lola-Velas Negras para estas cosas...
Imagen para el recuerdo: Little Britain nervioso parando el coche para coger un cono de señalización de la carretera y usarlo en tu rescate a altas horas de la madrugada...
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