viernes, 15 de agosto de 2014

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A puntito de cumplir siete años.

Así, sin más.

Como decía en mi anterior post, el tiempo vuela.
Para este blog pasa exactamente lo mismo y por eso, en menos de lo que canta un gallo, habrá que poner siete velas a su tarta o una con forma de siete, lo mismo le da. Es casi tan conformista como yo aunque necesita menos atenciones, con alimentarlo de vez en cuando con un puñadito de letras tiene más que de sobra. Conformista, sencillo y fiel.

Una joyita, vamos.

Nosotras acabamos de llegar a casa. Por fin.
Un periplo de un mes nos ha tenido yendo y viniendo de un sitio a otro, de una ciudad a otra, de un país a otro...

Gracias a ese periplo he tenido la gran oportunidad de cumplir uno de mis sueños: poder ver in situ un fiordo. Sí, de los de verdad, de los de Noruega, y si tengo que decir la verdad, para mí lo más feo de Noruega han sido precisamente ellos, los fiordos.

No quiero decir que no me hayan gustado, todo lo contrario, me ha parecido fascinantes, pero es que es un país taaaan bonito que cualquier lugar hacia el que dirigiera la vista superaba en belleza al anterior.

Ciudades a destacar: Alesund, Loen y Bergen. Verdaderas maravillas que están ahí esperando a ser conocidas por cualquiera a quien le guste la naturaleza y la vida. Todo el mundo debería ir allí al menos una vez durante su existencia.