Del propio grito interior se me puso el pelo de punta y pestañeé fuerte no más de tres veces por miedo a desencajarme los globos (oculares).
En ese momento vi el cartel que ponía
Tanto
Diediocho grados ya... ¿dónde se va el tiempo?Hace nada estaba tomando uvas peladas en casa de Lucy y no me he dado ni cuenta de los días que han ido pasando desde entonces (y eso que los he vivido).
A lo mejor lo de andar de puntillas por mi propia vida trae estas consecuencias, pero es que ahora mismo no tengo los tobillos como para ir dejando huella sobre asfalto.
Seguramente me pasará factura, pero confío en que sea a devolver, y no a pagar.
Me sigo dando tiempo.
Esta chica es increíble.
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