martes, 9 de septiembre de 2008

Segunda parte



Y desde el mediodía alegríaaa disfrutando de la belleza.
Calles llenas de balcones con flores, bares con barras abarrotadas de gente y delicias gastronómicas en pequeñito, txacolis y zuritos, y risas.
Paseamos por Doña Concepción, que hay que tenerle respeto, aunque no tanto como para no emborrizarnos en la arena.
Acarciamos la balaustrada blanca, respiramos naturaleza bravía y húmeda y vimos la ciudad anocheciendo.
El puerto desde el restaurante de los langostinos, la lejía del bar de marras, las canciones versionadas con tambores y flautines típicos de cuyo nombre no me acuerdo, y el que se quería colar en el taxi con nosotras después de haber saludado a tres alemanes que pensaban que éramos compatriotas (te falló el label esa vez majetona).
Después el peine de los vientos, y el corazón retumbando de felicidad.
Nos faltó pasear en bicicleta por el monte Urgull, pero Veri las ha alquilado todas en Zaragoza.

1 comentario:

polita dijo...

bueno esto era la el colmo..de la belleza..la ciudad de las ciudades, Donosti...la concha...el urgull,Igueldo...y esos pintxos, regaditos de Txakoli que no txacoli(perdoonar la ignorancia mi arma)...un paseo por el puerto...con la atenta mirada de la Isla de Santa Clara...(bueno atenta la de la isla...)por que ya me se quien no veia tan tan claro despues de tanto Txakoli...pero merecia la pena...y para remate de la historia...musica en la calle acompañados de Txistu...y espontaneos con ganas de disfrutar...(los vascos....esos con muxa marcha)... en fin otro día impresionante, y como colofon: el peine de los vientos...