Vamos aclarando el panorama

Hace unos días prometí escribir un post sorprendente y seguro que al leer éste, pensáreis que era pura estrategia de márketing... nada más lejos de mi intención el engañaros para teneros enganchad@s a éste nuestro espacio.
Hasta ahora no he tenido ese revulsivo necesario que hiciera un click dentro de mi y me creara la necesidad imperiosa de escribir (cosa que me pasa casi a diario), pero ayer sucedió.

Estaba yo tranquilamente viendo la tele y de pronto las náuseas fueron a mi como los jenízaros (turcos otomanos) a Constantinopla.... se hicieron con mi hegemonía.
Ante tal desequilibrio me levanté del sofá, refresqué mi nuca con agua y comencé a pensar.
Incapaz de dar forma coherente a mis cavilaciones dejé volar mis pensamientos (os juro que no fumo) con la esperanza de dar un poco de tregua a la caldera emocional que hervía a punto de la explosión dentro de mis entrañas.
En ese momento llegó Seli hablando de su día y su cena de esta noche.
Diez minutos más tardes el vapor salía a presión a través de mis conductos auditivos.

- Vamos a analizar la situación - me dijo.
- Poco hay que analizar, estoy harta y ya está.
- A ver Meli, tu estás harta porque algo te ha hecho saltar - contestó con su infinita paciencia.
- Pues si, el ver que el mundo está al revés, que los sentimientos están devaluados y que el egoísmo está en alza me revuelve el estómago.
- Pero no todo el mundo es igual.
- Seli, puede que no todo el mundo sea igual (de hecho tengo la suerte de conocer a personas maravillosas), pero estoy harta de poner a todo el mundo en tela de juicio, de no fiarme de nadie, de no creer en nadie hasta que demuestren muy mucho que merecen la pena. Me cuesta ser así, pero más aún me cuesta confiar en los demás.
- ¿Sabes qué te pasa? Que das mucho y siempre estás ahí para lo que a los demás se les antoje, pero tienes que empezar a tener en cuenta que esas mismas personas tienen que estar ahí para lo que se te antoje a tí. Así es como realmente vas a saber diferenciar lo que merece la pena de lo que no. Porque tú si que sabes quien va a estar a tu lado en días malos (no en uno ni en dos, sino en los que hagan falta) ¿verdad?
- Si.
- Pues esas son las personas por las que te tienes que partir la cara, por el resto dosifica tu generosidad.

Ayer me di cuenta de lo desafortunados que son algunos por la simple actitud que tienen de poco respeto a los valores que hacen de la vida un oasis. Son capaces de volverlos eriales creando desconfianza a base de mentiras. Pero en el pecado llevan la penitencia por mucho que hayan conseguido que a mi los dedos se me vuelvan huéspedes.