El fin de semana pasado llegaron Little Britain, Veri, Jeidi y Paka a pasar tres días por tierras sureñas y sólo recordarlo me hace sonreir.
Veri sigue con nosotros mientras que los otros (y no pensemos en personas en blanco y negro sentadas en sofás grises) volvieron al clima windy y lluvioso del que procedían y que nos han dejado por aquí para vestir el Jueves Santo de luto, como mandan los cánones.
Hace frío, cosa que no esperábamos. Casi echo de menos los guantes y el calefactor blanco.
Pero mañana es el gran día. Desde banquitos de tela con tres patas y bajo la luz de cualquier farol cobijado de naranjos esperaremos al Abuelo a las puertas de San Lorenzo para verle andar con paso firme hasta donde Él quiera llegar.
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