viernes, 21 de marzo de 2008

De Madrugá por Sevilla.

Ayer vimos al Gran Poder.
Pero es lo que comentábamos Selificasión y myself justo a los diez minutos de que desapareciera calle arriba: nos defraudó.
Vale que sigue siendo el de siempre, que es inconfundible, que su postura es inigualable y que la cadencia al caminar no tiene parangón. Pero lo preferimos con túnica lisa.
Tanto bordado no le da realismo a sus movimientos. Iba estático, armado, acartonado, parecía hasta más mayor.
El que estaba detrás nuestra empezó a llorar todo lo en silencio que pudo hasta que sorbió el moquillo y dio rienda suelta a su emoción, y Sito se repelucó porque es muy tradicionalista y se trataba del Señor de Sevilla.
Veri se impresionó con el primer saetero. Yo también, tanto que evité en todo momento mirar a los ojos a Seli y a Sito hasta que no pudo ser y acabamos con carcajada contenida (que es de las peores que se pueden vivir) mientras a mi mente sólo acudía la frase "una botellita de agua para ese hombre por Dios".
Volveremos the next year only if God wants Seli.



Esperanza que ríe su pena, morena,
niña de Gracia llena y Reina de la Madrugá.
Pasa la Gracia, pasa la Luz, pasa la Flor
pasa Sevilla,
pasa la Madre de Dios.

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