Muertecita estoy.
Nos ha dado por la vida sana, las comidas anticáncer , la natación y la cinta de correr y esta mañana me he levantado agotada.
Resulta que ayer me fui a nadar al mediodía después de la ensalada y las lentejas, y hete aquí que hasta 23 larguitos me hice yo solita y sin práctica, que hacía mucho que no frecuentaba yo la piscina.
Después nos fuimos a trabajar, y al regreso y tras cocinar una cremita de calabaza de las de quitar el sentido, me subí a la cinta durante 32 larguísimos minutos. Mareada como un piojo me bajé.
Polita vino al rescate, me cogió de las dos manos y me incorporó de la cama en la que me tumbé sin remedio según bajé de la cinta.
Nos sentamos en el sofá a cenar, y a los pocos minutos declaré mi intención de encaminarme hasta el lecho para cerrar los ojos y no volver a abrirlos hasta muchas horas más tarde. Sin embargo, las agujetas me han dado una nochecita toledana.
Después de despertarme varias veces con dolores atroces en los brazos, piernas, cintura, espalda y cuello, sonó el horrible ninonino del despertador y aquí estoy pensando en que como muy tarde tengo que salir a las dos y media de casa para que me de tiempo a nadar al menos una horita antes de volver al trabajo...
Resistiré erguida frente a todo... Todod sea por tí, que aún ni siquiera existes :)
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