lunes, 18 de mayo de 2015

Esa será mi casa...

Por fin todas las piezas del puzzle encajan.
Prados verdes, vacas, caseríos, niebla, chirimiri y felicidad.
Todo está ahi, en ese Valle mágico que te hace ser tú con solo respirarlo. Da igual que seas de Tolosa y hayas hecho el último pastel de cumpleaños de Lady Di, o que nacieras en Padua y dedicaras la mitad de tu vida a la moda y la cosmética, o que te emocione más un irrintzi vasco que la salve rociera tenido raíces andaluzas. Da igual. Da igual incluso que tus costumbres sean navarras por parte de madre y de Burgos por parte de padre, porque si llegas allí y lo sientes dentro, ya no habrá forma de sacar esa pasión de tus entrañas.

Baztán te atrapa y no puedes ni quieres hacer nada por deshacer ese nudo que se hace firme con cada paso que das allí.
Claro que hay que vivirlo 365 días al año, y que no es lo mismo pasar un fin de semana que toda una vida, pero después de la experiencia, casi estoy por asegurar que ni siquiera tendría que acostumbrarme, solamente me dejaría llevar por el silbido del Basajaun y los pasos patizambos de las lamias chapoteando en los charcos.
Lo de Mari, ya es otra historia...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fin de semana tan espectacular...
La magia de Bertiz te envuelve, entre leyendas mitológicas que te trasladan a otra época...

Vaya pulmón que tiene la Navarra más vasca, vaya casas preciosas, vaya gente amable...

Ahora mismo haríamos el petate de buena gana y a probar suerte en la tierra donde todo es posible.

Como diría un andaluz, esa tierra tiene duende.

Gracias por compartir conmigo esta escapada tan especial, no se puede estar mejor...

MZ. Polita.

Meli Keller dijo...

Todo tuvo sentido porque fuimos juntas. Ni el más espectacular de los escenarios me resultaría grato sin ti.

Muak!!