Ahora estaré una semana con jet lag porque yo soy así de sentida, por mucho que lo disimule los cambios me cuestan.
Mañana se acaba el curso de oratoria tan magnífico que hemos hecho Polita y yo. Me da mucha pena porque he disfrutado, he aprendido y ha sido interesantísimo. Ahora toca aplicar los conceptos.
Comunicamos desde que nos levantamos, eso fue lo primero que nos dijo nuestro profe. Eso, y que teníamos que aprovechar la mínima oportunidad para hablar en público. Como la timidez marca mucho mi terreno he decidido que para mi hablar en público es hablar con todo aquello que no sea mi círculo de confianza, así que ahora hablo hasta con los árboles. Sonrisa sincera, mirada a los ojos y a dar conversación.
Oye y me va bien. No sólo para la oratoria sino también para mi trauma nuclear. Es increíble cómo todo se va ordenando de manera que pueda aplicar cualquier cosa a solucionar mis carencias.
Es sencillamente estupendo.
Hoy vamos a terminar con una frase de Mark Twain sobre la improvisación que me marcó desde que la oí por primera vez:
"Hacen falta tres semanas para improvisar un discurso".
Está claro que no se puede dejar nada al azar, (que no al azahar).
¡ Alegría !